miércoles, 21 de octubre de 2009

La intolerancia

De todas las formas posibles
vienen con sus banderas y sus antorchas,
con su firmeza corruptible
y con su escándalo bien armado,
vienen con la impureza en la sangre
porque saben que se les agota el tiempo,
que se vuelven viejos sin olores ni pañales
y se desvance su imperio
de blancas costumbres y malos juicios,
vienen con ganas de matar,
de plagar las cumbres de las tierras
expandiendose como miserables.
Pero, no pueden.
No pueden contra las huestes
emigrantes de las profundidaes,
de los rincónes inóspitos y marginados
situados en el horizonte del sol,
allí, bien lejos, donde no llega Dios,
donde se queman el alma
porque les duele lo que les falta
y solo les queda la cobarde salida del odio,
de la infamia y la intolerancia,
no pueden con su condición de ignorancia
cubierta del escudo milenario
del miedo a la metamorfosis de su coyuntura.