Porque la noche esta cansada,
me relajo en el solemne cerrar de mis párpados
dejando caer mi cabeza sobre su pelo color amor,
contemplo la noche cautelosa repleta de silencios y fantasmas,
con su pequeño resplandor de horas perdidas
que deja caer la luna sobre el filo de la ventana.
Voy calculando las horas que pisan la madrugada,
el tiempo que sin remedio pasa y mata nuestro espacio
nuestra buena fortuna de estar juntos,
voy calculando las horas que pisan la madrugada
porque el reloj se me hace lejano
pero uno por instinto sabe que se arrastran los segundos
y la noche se vuelve más y más fría.
Como un relámpago el sueño aumenta los abismos,
apronta sus cañones y dispara al corazón
y ambos en un sin fin de respiros
caemos heridos como pobres e inocentes petalos otoñales
dejandonos llevar por la fría brisa de la noche,
cuan lejos nos deja la fría brisa de la noche,
no mucho,
ella con firmeza sostiene mi mano,
y yo la abrazo como si me fuera a morir.
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