lunes, 17 de agosto de 2009

Es tan obvio, darling

A esta altura de la relación
puedo afirmar que nuestro amor
ya es obvio,
como 2+2=5
o la ley de la relatividad,
es tan obvio
que resulta dificil definirlo,
darle una forma, un lugar y una dirección,
darle un motivo y una fé,
pensarlo friamente y calcular.
Es tan obvio nuestro amor
que faltan las palabras
(así como sobran)
y el silencio se hace oir,
gana su lugar y nuestro respeto,
ya no se siente incómodo
y no es un simil de soledad.
La obviedad de nuestro amor
pasa más ya por, digamos,
un juego entre dos,
un contrato por miradas,
una independencia celosa
que mordemos y callamos,
un juego donde solo se puede ganar,
pasa por las ganas de crecer,
de formar uno
parte de la escencia del otro,
aunque sea
una parte muy pequeña.
Es obvio nuestro amor
porque es utópico,
(claro, no para nosotros)
es solo tuyo y mío
distinto a todos los demás,
distinto,
quizás suene soberbio,
solemos ser un poco así.
Obvio es nuestro amor
porque juntos somos carnaval,
un destello de emociones,
una estrella fugaz en un cielo nublado,
obvio, porque perdió toda obviedad.

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