Aprunten sus cañones
que ya he llegado,
no se apiaden de mi
suelo ser un buen soldado,
y al que diga que no aguanto
disparenle en la cara,
que yo me hago responsable
de sus pobres entrañas.
A ver que tienen para recriminar
vomiten todo lo que han tragado,
y aunque se sientan muy espesos
dejen que yo limpio lo embarrado,
no me vengan con autocrítica
y mucho menos con sermones,
sepan que todo lo que sale
purifica sus corazones.
Soy un basto y acaudalado río
que sobrepasa sus orillas,
y si esto le pongo de rodillas
disculpe que lo moleste,
pero a pesar de su oeste
yo le tiro siembra para el sur
porque bajo de este cielo azul
es donde yo me he criado,
y nadie me quita lo bailado
sabiendo de donde son mis raíces,
y aunque en la cara tu me pises
yo no me entrego sin resistencia,
disculpe que esta sea mi conciencia
pero no me sale lo de rendirme,
y si usted quiere repirmirme
tendrá entonces que matarme.
Perdón si fui grosero
en mi breve halegato,
no es que le guarde rabia
solo que lo suyo no lo comparto,
tengo una serie de principios
más fuerte que mi vida,
y si usted quere matarme
no hay nada que se lo impida,
solo le digo una cosa
antes que lo vaya a hacer,
recuerde que las ideas
mueren por poder nacer.
Venga y tíreme con plomo
que me aguanto aunque duela,
y aunque haya ido a la escuela
no me aguanto los mandantes,
estoy mejor ahora que antes
sabiendo que quiere mi muerte,
pues entonces ya soy fuerte
porque usted me tiene miedo,
veo como tiemblan sus dedos
y su arma se tambalea,
como valsa en la marea
que solo quiere descanso,
usted no tiene remanso
porque le doleré en la conciencia,
y aunque tenga usted paciencia
sabrá que no pudo con mi verdad.
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