Pobre caballo,
se encuentra tendido
en la tristeza,
se ve a sí mismo como un fracaso,
decearía no haber nacido,
ni los traidores y aduladores
se sienten así
cuando se ven frente al espejo,
es que quien es responsable
de la muerte de alguien querido
no tiene descanso en su conciencia.
Pobre caballo,
se encuentra flaco y nostálgico,
se encuentra viejo y obsoleto
como una pieza atrofiada de un coche,
es que el tiempo ha pasado
como las nuves de primavera
que frotan el cielo y lo desnudan
dejando su piel azul al descubierto,
el tiempo ha pasado y ni el agua
ni la comida
han hecho olvidar al caballo de su culpa,
de ese enorme atropello
que lo condenó de por vida,
y así piensa:
"Sí solo ubiese sido más maduro,
si la sorpresa no ubiese aparecido en mi cuerpo,
si me ubiese dado cuenta de lo que pasaría,
hoy estaría en paz como esa estrella que posa
en el firmamento llena de paz, vida y muerte".
Pobre caballo,
yo lo veo desde mi lugar de omnisapiente
(no como un dios sino como un poeta)
y lo compadezco,
no fue su culpa que su tripulante estuviese tan vivo
y que haya sido como yo un poeta.
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