De que valen las mentiras,
si al final y al cabo resulta
que por decir la verdad
solo se encuntra la misma culpa.
Y los aullidos no aturden más
solo anuncian que no estás
y rompen el silencioso espacio
donde tu amor se ha vuelto escazo
y de ti no queda ni un pedazo.
Yo no se si vale más,
convivir con cien demonios
o compartir el mismo Dios
en el mismo manicomio.
Y el invierno siempre presente
todos pasan y todos mienten,
parece todo un carnaval
todos sonríen bien pintados
con sus rostros desanimados.
Se me hace absurdo ya lo sé,
como contagia el alcoholismo
y como oportuna la soledad
siempre acude a uno mismo.
Y los aplausos ya no están
ni tampoco surge mi ademán,
ya no soy lo que soñabas
hombre correcto y perfecto
con sus adorables defectos.
De que valen las mentiras,
solo para quebrar el amor
y así poder vender el alma
al que sea mejor postor.
Y probar mejor llorar
para el corazón curar,
probar no cuesta nada
mientras uno tenga la certeza
de continuar sin anestezias.
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