Fue algo muy extraño lo que pasó,
yo me creía dueño y señor de todo
menos de sus labios y su corazón,
pero de lo que yo no me di cuenta
es que a pesar de todas las vueltas
el que estaba equivocado era yo.
La primaverá por fin dió su fruto,
nos fuimos conocimos sin saberlo
a pesar del previo acuerdo mutuo,
hablaba más yo de lo que sentía
ya era como una especie de garantía
para no vestir a la tarde de luto,
ella escuchaba más de lo que predecía
creo que pedir más ella no podía
mientras hacía de mi persona un culto.
Nos fuimos en un "nos volveremos a ver",
a pesar de la inseguridad en la voz
una segunda oportunidad quizás podría haber,
no creí que fuese al fin un caso perdido
a pesar de su silencio no me tenía podrido
y quizás la pudiese hasta querer,
procuré no quedarme como antes dormido
avivar un poco a mis besos perdidos
y dejar a la próxima noche que sepa ser.
Supe tomar cuerpo y aire para la ocación,
siempre hay un poco de nervios
cuando uno no sabe donde está la pasión,
pensé antes de verla en todos mis ayudantes
siendo ellos mios o de otros militantes
con mas experiencia al momento de la acción,
deje de lado las historias de los cantantes
no es lo mismo la vida que el arte
a pesar de compartir la misma emoción.
Siempre con miedo logré aproximarme,
no se si era ella o mis dudas
las que no lograron amarrarme,
era lo nuestro parecido a una apuesta
donde solo pierdo yo sin respuesta
y ella gana con avergonzarme,
la noche quizás no estaba dispuesta
y dejaba al romance a su cuesta
para nada tener que regalarme.
Todo fue en fin un acumular de errores,
y el tiempo logro que viera
que yo solo tenía argumentos pobres,
ella no era tan culpable como pensaba
y ciegamente yo lo único que deseaba
era poder sanar con ella mis dolores.
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