martes, 5 de octubre de 2010

Pobre

Mi espacio es pobre,
digo,
algo típico como una familia
con problemas
para llegar a fin de mes
con las encomiendas de la vida.
Mis días
en sus momentos más asperos
son como ese rocío insoportable
proveniente de los invernos malos
que explota en la cara
con sus gotas como vidrio,
con su frío como muerte,
así son mis días dificiles,
prebicibles como un dia de oficina,
carente de sustancia
como una cancíon trillada y pobre,
falto de magia como los ilusionistas modernos.
Mi casa es pobre,
digo,
para una familia como las de hoy,
que trata de llevar un ritmo de vida burguesa
para estar atenta
a las demandas del mercado de trabajo,
para no sentirse desauciada
entre tanto cosumo inservible
y entre tanta miseria reprimida,
y por eso mi casa es pobre,
por la siempre latente urgencia
del desamparo,
por la cara amarga de las noches
de mis padres tristes y peleados,
por mi hermano hecho un bastión
y yo, con mi respiro que pide ayuda
y mi frustracíon por no poder ser
más útil.

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