Hueyas en la arena

Pedasos de fantasías
de Caribe,
soñando con una morocha
desertora de penas,
autoritaria en mi cariño
y comprensiva en mi tacto,
correspondiente a mis palabras,
y maldita a mi indiferencia.
De playa en playa,
juntando caracoles y soles,
escuchando susurros de viento de mar
y de palabras de pasión,
de fuerza de mujer y de amor,
marcando huellas de futuro,
que se limpian con el simple paso del mar,
que sigue espectante la conversación
que se pierde en la risa y los besos,
esos besos que forman una tarde roja,
como tus labios roja.

Sorprendente sueño,
que de realidad tiene mucho,
cuando me dices que la vida
es mucho mas ahora que la soledad
nos encuentra juntos,
nos encuentra amantes
y nos deja libres
a través de las caricias
y las promesas que sabemos
no se van a cumplir, porque hoy
no es mi futuro estar con vos
ni tu conmigo,
porque lo puedo leer en tu pelo, tu boca
que besa con sabor a despedida
y mis ojos que no desprenden lágrimas
pero si adioces,
que felices se sombrean en bienvenidas
pero saben que no pueden esconderse
por mucho tiempo,
y cuando salga la luz,
un beso en la mano va a parar en el tiempo
para hacerlo eterno mientras
me vaya, y te mire lo lejos
con nostalgia y felicidad
sabiendo que no me puedo quedar con vos
pero si que no se donde te voy a volver a ver
porque te tengo que volver a ver,
no se cuando ni donde,
pero te estaré esperando
no fielmente
pero si con cariño
y para marcar otra vez las huellas que dejamos en las playas
felizmente borradas.

Puede que tus ojos me hallan quedado
guardados en la mirada
dulce que te brindaba,
y aún así los extraño
cuando complice
se movian de un lado a otro
y se sorprendían y me negaban
en un juego absurdo que montamos
correspondiente al cariño
que sabías que era nuestro
y te lo guardabas entero para vos
para poder negarme sabiendo
que yo no te podía negar,
porque el ansiedad me desbordaba
y peligraban mis labios caundo los tuyos se corrían,
haciendo que los buscara impertinente y celoso
espectante de tu entrega completa
que tarde o temprano entregabas
y me tranquilizabas
al fin.

Mariano Lanza