Hay música
que no necesita letra,
son palabras
los sonidos,
y el silencio,
siempre latente final.
Hay canciones
que transcriben
emociones,
erizan la piel
y echan a volar,
y el silencio,
siempre latente final.
Suena la kena,
la guitarra
y la voz,
se mezcla con el viento,
se mezcla con las lágrimas,
se mezcla con un beso
y hasta a veces
con un adiós,
pequeño coro
de sencillas emociones
que de música
y letra
pasa a ser amor,
pasa a ser un reto a la muerte,
pasa a ser el sencillo silencio
pero no necesariamente
el final.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario