miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cruel invierno

Como un tornado
el aguacero se lleva el invierno,
de a poco deja sus alhajas blancas
como escarcha que colgaban de los autos,
deja sus humedos vidrios
y su humedad como neblina lila,
el invierno deja sus vicios
para convertirse en flores rojas
y azules y amarillas y transparentes,
flores rosadas de carne y hueso
pues las mujeres también florecen
cuando se termina el invierno.
Parece mentira
que hasta ayer los grados bajo cero
eran moneda corriente,
como una tortura a la cara que sufre
con esa llovizna impertinente
que como piedra estalla con las mejillas tiezas.
Menos mal que falta cada vez menos
para la primavera,
es que en invierno las noches son eternas
como la muerte
y visten de poco antojo a las parejas,
visten de tortura los ranchos de lata,
cruel frío que se asoma por la costa
y se desnuda sin filtro
para atormentar a los animales callejeros.

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