sábado, 4 de septiembre de 2010

Perdoname

Perdoname por ser joven
y dejarme guiar por mi vocación
por pasarme una canción
bailando con otra muchacha
por no poder darme la bendición
y no ruborizarme como remolacha
si la miro y pienso en pecar.

Perdoname si mis ojos se marean
siguiendo el contorno de unas caderas
hermosas como las flores de la pradera
donde hemos cultivado amor
pero es que de cualquier manera
no puedo despojarme de ese temblor
que me abarca al ver una mujer.

Perdoname mi consuelo
sé que quizás no soy tan correcto
y hasta parece falta de respeto
confesarte que mis ojos miran
otro cuerpo de sensualidad repleto
pero estos ojos a ti te admiran
por ser la única a la que yo me entrego.

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