Uno piensa sortearse los días
plantando un futuro,
partiendo los abrazos
o haciendose el fuerte,
piensa que con bocetos
y rastros de poesía
uno puede sobrevivir
a días sin gloria,
que puede escaparse
de una cruel rutina,
pero al final
todo es desgano,
es como un trauma infantil
pues los días nos persiguen
desde que nacemos
y nos acompañan
cuando al corazón
no le quedan latidos,
es así que la fatiga
navega por nuestro cuerpo
sobre la sangre
y cautiva de forma exquisita
a nuestra psiquis
con mensajes terribles
sobre aniquilación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario