Carta a la fantasía

Pero quien diría, que hoy nos encontramos aquí, te acuerdas de aquella vez en el puente, cuando me arrime, eras parecida a una actrees, eras hermosa, bueno lo sos. No me olvido mas de tus vaqueros un poco ajustados y tu remera escotada, tu pelo obscuro que ondulaba como el viento como si fuese seda, todavía no entiendo como me dio el valor de ir a hablarte, es decir, no se me dificulta hablarle a las mujeres, pero tú tenías algo muy especial, tenias una pinta de dificil.
Siempre me hice fantasias de viajes, de conocer a alguien en un lugar inesperado, y a pesar de no estar viajando como quien dice, se me cumplio la fantasía. Ya ni me acuerdo que excusa use para hablarte, solo se que me respondiste con una linda sonrisa, y empezaste a hablar un poco de todo, de la vida y las cosas que se resolvian entre sabanas, no me quisiste decir tu edad pero me dio la impresón de que eras mayor que yo, esos ojos tan cautivadores no mienten.
Salimos a caminar un rato, ¿cuánto habra sido? ¿15 minutos quizás?, no importa, pero no me voy a olvidar mas. No se porque me sentía un innexperto en esto de dos, me sentio un niño con una dama, y estaba bueno.
Llegamos al café, invité yo te acordás, si no quería perderte, la poca plata que tenía en el bolsillo la gaste en el café y las medialunas. Que linda te veías en esa ventana con el reflejo de una tarde soleada en el rostro.
Animadamente te propuse algo, no sabia si ibas a aceptar, no se de donde me salió pero te lo dije, y tan solo tus ojos dieron la respuesta. Te fuiste del café, pero sabía que esta noche esperaba un encuentro especial, una noche de velas, cena y vino.
No sabes como estaba antes de que llegaras, las manos me sudaban mas que de costumbre, no se cuantas camisas me habre probado, el pelo nunca estaba bien, a pesar de estar tan cortito, y al fin sono el timbre. Creo nunca haber visto algo como lo queestaba del otro lado de la puerta, tu vestido y el pelo recojido, tus labios rojos y tus ojos obscuros, mas obscuros e iluminados que nunca.
Creo que la cena no merece tanta descripción, que decir más de que no te pude sacar la vista de arriba, que mis oidos no escchaban nada mas que tu inoscente, dulce y sensual voz.
El vino se fue acabando, la cena se acabó, y tu con una mirada cómplice prendiste mas velas, te levantaste y prendiste el audio, pusiste un viejo tema, uno de Janis Joplin e hiciste un karaoke que de por cierto, fue muy bueno. Pero luego vino ese tema, uno tan dulce como el solo, uno de un tal Aute, y me invitaste a bailar un "slowly". Como olvidar tu perfume, tu espalda al descubierto, y tus ojos que me miraban eternamente, como me fuiste de a poco, desabrochando la camisa y a la vez , sacandote los zapatos que te hacian estar un poco mas a mi altura segun vos. Mientras te sacaba el vestido, me susurraste al oido la idea de mostrarme las cosas que arreglabas entre sabanas, y cada paso hacia la cama, era un paso a la gloria, la ida a ese lugar tan confortable, no sabia que iba a ser la ida a mi momento de pasión y de alegría mas fuerte, y también, al dolor que me persigue hasta hoy.
Al día siguiente, me levante solo, te busque por toda la casa y lo único que encontre fue esa nota, que no era una nota de despedida, pero sabía que tu intencíon no era volver a verme, porque tenías miedo de que pueda cambiar de alguna forma tu vida, pero eras tan mujer, que a pesar de la noche que pasamos, que ambos sabemos fue nuestra mejor noche, tuviste la valentía de dejarme de tí solo esa nota.
Hoy te escribo no para que vuelvas, hoy te escribo para comprobar que fue realidad lo nuestro, para aplacar quizás un poco, esta nostalgia que me surge de ti. Parece raro que este dolor sea un dolor lindo, si te ubieses quedado capaz que no tendría esta idea de ti, no lo creo, seguramente estaría aún mejor. Pero si hay algo que me enseñaste, es que las vidas y las sabanas, tienen mucha mas relacíon de lo que pensaba, y mas si adentro estás tú.

Mariano Lanza