Días grises

Ahí vienen
los días grises,
cansados,
con ganas
de tortafritas,
con ganas de siesta
y de amor.
Los días grises
son como el descanso
y las penas
de la semana,
es cuando los ojos
tan cargados
de gotas,
tienden a desprenderse
exquisitamente
por las pestañas.
Los días grises
se prestan
para el hogar,
el techo en vísperas
de lluvia
y vientos
nos hace sentir
seguros y tranquilos.
Por los inviernos
los días grises
a veces
pasan a ser negros
(por lo general
en invierno)
sabemos que el sol
se apaga
y esperamos
un fuerte aguacero,
de esos que caen
solo en invierno.
Por los inviernos
los días grises,
se prestan para el calor
ya sea al fuego
de una hoguera,
o en los brazos de un amor
que extraña
y disuimula
una hermosa primavera
para no sentirse
cobarde frente al día
demostrando que el calor
es posible.
En los días grises
de verano,
la lluvia cumple
una gran ambigüedad,
algunas almas deprmimidas
aprovechan
y mezclan sus lágrimas
con las del cielo,
mientras los niños
alegres y divertidos
no se preocupan
ni de las caídas
y los refrios,
y no le bastan las ganas
para que sea
un día más de pelota.
Los días grises
de primavera,
enriquecen las flores
y pintan de otro tono
el inmenso mar,
sabemos que sus gotas,
las de lluvia,
son el amor
de cada flor,
en primavera
las goras son frías
y solemos ver arcoiris
y tardes
de diversos colores.
En la primavera,
los días grises
sacan algunas risas,
quien fue al parque
para enamorar
a una muchacha,
y las nubes cubrieron
sin piedad su lugar
y de alguna,
aunque parezca raro
alegra un poco la tarde,
corren a cubrirse,
él, le presta su saco
y bajo un techo
dejan la lluvia a un lado
y se funden en un beso.
En los días grises,
esos de otoño
las hojas caen,
no creo que sea
para festejar
mi cumpleaños,
caen si están sin fuerza,
las hojas pasan
a ser una gota más
del chaparron.
Yo no se
como ven ustedes
los días grises,
pero los míos
se entreveran
y no se si son un hola,
o un adiós.