domingo, 26 de octubre de 2008

En el garfio de la luna

Hoy me decidí
a colgar todo de mi
en el garfio de la luna.

La observe dudoso toda la noche,
y le fui brindando de a poco
todas mis cosas.

Empezé por colgar
lo más simple de mi,
mis manos.
Éstas son mi herramienta,
mi arma y mi fuerza,
son parte de mi trabajo.
Seguí por mis pies,
los que me proyectan en el camino,
los que superan las adeverisdades
y marcan mis tiempos.
Luego vinieron mis ojos,
esos que ven con tanta profundidad,
que no mienten y matan,
me definen siempre.
Mi sonrisa, se colgó ella misma,
no necesitaba hacerlo yo,
ella siempre me entiende y esconde,
y esta vez se fue con la luna.
Entregué mi corazón entero,
furioso se fue, él siempre me fue fiel
y no me quería abandonar.
Mi alma me comprendió desde un principio,
no hizo queja alguna,
se fue sin protestar,
sabe porque hago esto.
Colgué todo mi ser,
pero me quedé con algo,
mi virilidad,
esa, no la puedo entregar.

Con el comienzo del amanecer,
la luna me devolvió
todas mis cosas.

Con el comienzo del amanecer,
me encontraba limpio
sin pena alguna.

Con el comienzo del amanecer,
me convertí
en un hombre nuevo.

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