Sono la metralla
otra vez en la cabeza
en esta noche sin fin,
consternado y sentado
pienso cuantas cosas imagino
y creo,
cuantas cosas digo
y cayo,
cuantas cosas hago
y con cuantas río.
En la ausencia
de un hilo conductor
deribo por todas
las ramas que me surgen
sin relación y comparación
alguna,
tan solo escuchando el silencioso
ruido de mi pensamiento
que me transporta sin
problema alguno,
dejandome así
volar por un eterno
delirio que me lleva sentir.
Es más que un momento de reflexión,
es un momento de autoreconocimiento
en momentos donde
veo otra persona al espejo,
y en sus ojos no veo verdad,
pero al pensar tan solo por un instante
en una soledad de momento
reconozco a ese hombre que no pude ver
y que se va
transformando
sin control alguno
y deja de lado
varios aspectos que solía contemplar.
No pierdo la noción de mí,
tan solo me dejo llevar,
a veces con hojas,
y otras veces simplemente con el recuerdo,
en una noche serena
que me busco siempre
y algunas veces me encuentro.
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