Ya conozco tus adioses,
te volteas y miras
y vienes sin perdones,
vienes sonriente y malvada
vienes tan muerta
como enamorada,
como lloro de rabia
por tu actitud,
sos impredecible
sin exactitud,
golpeas mi pecho
y te metes en mi alma,
me arrebatas por un momento
el corazón,
sin dejarme nada.
No te quiero
y sin embargo vienes
con gesto de buena
y te entretienes,
juegas un poco a la novia
con la sonrisa que mantienes,
y luego al ocaso
sin sol y con fracaso,
vestida de luto y flores,
vestida de bruja y amores,
cubierta por la amargura
y sedienta de lágrimas
y caras largas.
-Hola, al fin de nuevo,
no te extrañe
porque no hace mucho
que no te veo,
te tengo un secreto,
hoy paso el viento con sus flores
y volaron tu manto negro,
y aunque me pienses tan facil,
hoy no lloro ni muero.
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