domingo, 22 de agosto de 2010

Confieso que nostalgio

Confieso que la nostalgia
como la soledad cuando esta sola,
procura conjugarse
en todas sus maneras posibles:
Yo nostalgio,
tú nostalgias,
nosotros nostalgiamos...
Es que en su forma más melancólica
no distingue presos de exiliados,
o solteros de casados,
o difuntos de enterrados
y marcha sola
cual caballo salvaje en pleno campo
rumbo a los corazones
que habitan a su manera
en el pasado
a veces color rosa,
otras veces color cepia
u otras veces gris.
La nostalgia como una horca
aprieta nudos en la garganta,
la nostalgia como capullo que madura
y revienta en mariposas dentro de la panza,
la nostalgia como migraña
que se libera en lágrimas de deseo,
la nostalgia como un mapa
donde se busca lo perdido,
donde se encuentra lo olvidado
y donde viejas flores vuelven a renacer.
Confieso que nostalgio
pese a mi juventud,
pues no hay nostalgia sin vida
y porque he vivido bien
tengo nostalgia,
tengo esa catarsis de melancolía,
esa añoransa que se prende
como si fuera una garrapata
en el corazón de mi alma.
Confieso que nostalgio
como lo hace un pobre viejo en invierno,
pero con una diferencia,
él ya no puede vivir futuras nostalgias
en cambio a mí
me quedan recuerdos por realizar.

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