Dos por tres
puede que pase un pez
por el mar de tus lágrimas,
anfibio coqueto y sin duelo
portando una bandera,
portando la responsabilidad
de hacerte libre frente a la desgracia.
Dos por tres
pasa lo que no queremos,
como una furia de dios,
como un duelo de titanes,
y uno se pone triste,
pero ese uno restante,
ese uno por tres
basta para mostrar
que la vida merece ser vivida.
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