lunes, 16 de agosto de 2010

La mancha

Hay una mancha oscura y perversa
que recubre la piel de la vida,
al parecer se ha ido esparciendo
por el correr de los hombres
y por el transcurso de los años.
Esta mancha es triste;
es veneno si se compara
con el mal de amores,
es basura si se compara
con la cobardía,
es agonía si se compara
con la angustia,
es tanto tedio junto
que parece ser irrmediable
como nuestro dedo prensil
o como las alas de un colibrí.
Aterroriza hacerse la idea
de que como el Cáncer
esta mancha se va comiendo la vida,
le va chupando cual garrapata
la sangre y el agua que la conforman,
se roba las almas para aniquilarlas
como si el sobrevivir sea una fortuna
y el transcurrir un holocausto permanente.
No parece justo.
Tanto caos acudido,
tanto desastre sucedido
que parece que vivir
es estar siempre en bancarrota,
remando cada moneda para sobornar
al balsero que nos conduce a la rendición.
Entre tanta epidemia de cólera
al parecer la esperanza esta rota,
y no hay ingeniero capaz de levantar
este barco sin capitán.
Pero no estoy aquí para valerme de nostalgia
ni para servir al horror,
sino para grabarle en el alma
a esa mancha
que su tiempo se acabó.

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