jueves, 15 de julio de 2010

Adagio a una mujer

Es que la noche es profunda
como el sueño solemne en el que caigo
al encontrarte resgardada
entre mis brazos que como enredadera
se prenden a ti,
y las estrellas son suaves
como el tallo de tu cintura
que desborda fragiles pétalos
que llegan a mi.
Esa leve sonrisa que se apura
a florecer antes de la primavera
me contagia sin motivos
su breve calor
viniendo con sus tempestades
de besos y auroras
que alumbran mi porvenir,
como un poema sin dueño
o una canción sin instrumento
te hago mia para poder vivir.
Solo los dioses cautivan la magia
realizando hechizos
para que alguien lo venere,
pues entonces debo nombrarte diosa
pues yo he decidido ser fiel a ti.

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