Dime Carmela
en donde has forjado el corazón
para aguantar semejante baluarte,
que no te violenta ni al desnudarte
pero balbucea sin prejucios
adulaciones a ojos que no son de vos,
al parecer
se me ocurre fácilmente la idea
de que sabes que muere si le dices adiós,
de que al borde de tu almohada ni dios
se atreve a ignorarte
pues puedes ser todo menos mujer fea.
Mira que a veces soy de llorar
cuando se me da por mirar
tus ojos serenos que lo suelen amar.
Mira que a veces soy de no creer
pues río contento al saber
que nunca te dejará porque lo sabes querer.
Dime Carmela
como siente tu corazón herido
la pérdida de aquel que alguna vez te ganó,
dime como sabes tus labios sin la mano
en su dulce corazón
que hoy se encuentra dormido.
Mira que a veces lo suelo pensar
y se que tu siempre lo sueles soñar,
ese es el precio del difunto que se suele extrañar.
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