miércoles, 19 de noviembre de 2008

La conciencia

Mudo
el viento quedó,
solo con la puesta
del sol quedé,
sin ninguna explicación
se extravió.

Se metió en mi cabeza
tal vez un rato,
tan solo un susurro
mantuvo en mis oídos
y cada vez dolían más,
era lo que no quería escuchar
lo que llegaba hasta
más hayá del alma,
llegaba donde tan solo
mis ojos pueden reflejar
y me iba matando
lentamente.

No se porque a veces me aborda,
hay momentos,
como la puesta del sol
momentos,
donde huye despaborida
caliente por el sentimiento
tan exuberante de la bezzella
del ocaso.

Incluso cuando tengo una flor en brazos
se presta para huir
y dejarme solo de sí
un rastro.

A veces se pierde,
a veces vuelve,
me deja vulnerable
y me pone a salvo,
logra engañar todo lo que está en mí,
lo que supuse tenía tan controlado
y no es así.

Como separar de mi
el viento,
que cruza mis oídos
cargandome de tanto de mí
y sobrepasa mis sentimientos,
es quizás toda mi vida
lo que resguarda en el viento.

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