martes, 11 de noviembre de 2008

Mi general

Le pido perdón a mi general
por si en algún momento
quemé algún cuerpo,
si le saque el aliento,
no le dejé ni los pelos,
si no fui lo que el quiso,
si no respeto su ritmo
esperando a que sea
lo que yo admiro,
porque me formó así
sin barreras ni prejuicios
tan solo con un sentimiento
que quiere ganarse el firmamento.
Me ha enseñado a pulir las ánimas,
de sacarle su mayor provecho,
de saber que ojos vuelan
y saber cuales están muertos,
de elevar los granos
y bajar las nubes
para que el sueño y la vida
no sean tan distantes,
para que cuente las flores
y juegue con las estrellas
y pueda reunirlos como amantes.
Yo te digo gracias mi general,
me formaste como a pocos,
segui tu ejemplo como el de otros
para formar mi propio norte,
para sentir mi vida
sin mirar a los otros
tan solo con la hueya
de tantos buenos hombres
que como tú
aprecio con asombro.

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