martes, 11 de noviembre de 2008

Santísima Virgen

Santísima virgen
que pariste a este ser,
¿Porque lo amarras con tanto odio
y no le dejas ser?

¿Que maldad
te ha incrustado en la piel,
para que pudras su dulce
sangre de miel?

Perdona si pido un diluvio
es que tengo que limpiar mis lágrimas
que ya cansadas buscan un refugio
en el hogar de las ánimas.

Porque este pequeño
y turtuoso camino a su manera
me ha desangrado
dejando tan solo una quimera

¿Que he de esperar de la vida,
si la muerte se me hace amiga
cuando mis pétalos se tornan negros
y me quedo sin mi pan y su miga?

Llena el cielo de temblores
que espero un relámpago
que rompa mi grito
de un amor tan gastado.

Ya te ruego los mares
para cambiarla por mi sangre
porque esta no me sirve
ya ni se cuánto vale.

Santísima madre
de todas las mujeres,
¿no te has dado cuenta
que con tus puñales me hieres?

Que ya siento roto los huesos
de tanto escarbar
en el fondo del silencio
buscando a quien besar.

Perdona si mi vida
la he transfromado en un pecado
si adoré a quien quizás
nunca debi haber amado.

Perdón mi insulto
a toda la vida
que me has brindado
y hoy la lastimas.

Que tan solo soy un hombre
que no sabe en que lado soñar
porque tantas estrellas se apagaron
y ni una pude guardar.

Santísima mujer,
que me has hecho esclavo
¿por qué has procurado de a poco
irme matando?

1 comentario:

aroma dijo...

Ahora mismo soy yo la que tendría que dejar suavemente en un rincón de tu corazón descorazonado...un sabroso bombón para el alma...en cambio te dejo en la puerta de tu vida y entre sábanas un recuerdo de lo grato que fue encontrarte en este frío ciber-espacio...un abrazo.