En una carrera de estrellas finales, no todos llegan a la meta.
Recorren universos, infiernos y aguas, y su destello se va volviendo pobre.
Pero hay quienes siguen ferozes, la ruta del milagro.
Hay un sol que nos lleva bentaja, como la vida misma.
Observamos de a poco nuestra estela para ver que tanto avanzamos.
A veces el tiempo parece interminable y nuestro recorrido igual.
Como un estímulo nos comparamos con otras estrellas.
Llega la recta final.
El tramo de la tierra, el tramo del cielo, arde de vida.
Y ahí, solo ahí, logramos ver nuestra estrella.
Termina en nuestra alma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
El problema es que algunas estrellas, para sentirse mejor, se comparan con las demás (y ahí está el error).
Besooo :)
Publicar un comentario