La brisa teñida de azul
llama desde la orilla
trayendo tus ojos tibios
y tu sonrisa fugazmente pilla,
buscando los poemas mios
esos que llevo escondidos
bajo tu sombrilla.
¡Ay!, si fueras más linda que cruel
y no te conociera desde ayer
a acercarme no me atrevería,
pues es tu hermosura mi fé
como así sin querer
se ha vuelto mi alevosía.
Yo por desnudarte
he vendido mi alma
y ahora he quedado
sin mi más fuerte arma,
ahora tan solo he acabado
aquí desnudo y entregado
como queda el sol al alba.
¡Si tú te fugas sin mi
a buscarme venga la muerte!
que prefiero esa suerte
antes que amanecer solo
antes de poder perderte.
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