Puedo esperar hasta la madrugada
para poder hacerte el amor,
puedo esperar tus desesperadas
ansias que me quieren para batallar,
puedo esperar sin pedirte nada
que te levantes de la cama
y busques a mis ojos para mirar,
puedo esperar a pasar por carnada
para que en tus sueños de ada
a la soledad puedas engañar.
Puedo sortear mis vacaciones
por una merienda en el jardín,
puedo saltearme mis instrucciones
que me salvan de la perdición,
puedo sacar mis conclusiones
sobre la melodía de tus canciones
que suenan cuando vienes y vas,
puedo contener las emociones
y dividirlas en fracciones
para no extrañarte más.
Puedo abandonar la virtud
de una vida de lujos sin consuelo,
puedo abandonar la salud
que me brindan otras mujeres,
puedo renunciar a la juventud
que se embriaga de plenitud
por la promiscua recta,
pero antes de llegar al ataúd
no me pidas que no puedo
dejar de ser poeta.
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