Los pasos se escuchan
en el remoto mar del silencio
que se acercan lentamente
y firme.
Sonido a taco gastado,
un vestido se arrastra
y se deja caer,
mientras la visió obscura del cuarto
no me deja ver más ayá
de lo que escucho.
Unas uñas filosas se deslizan
por mis hombros fatigados
que corrompen fantasías
para hacerlas mías.
Una caricia suave en el pelo
mas una lengua humeda que recorre mi mejilla
cuando sus senos se apoyan en mis hombros
y su otra mano en mi pierna.
Era una fantasía de la que me contó,
y me hizo imaginar sentada en mi regazo,
y en forma de mariposa
espío el más profundo de mis deseos.
Me conoció mejor que yo
me dio la mejor noche de placer,
y sin embargo hoy me mira aburrida
cuando en la calle me la crucé.
Es un ada del barrio,
una bruja que va al almacen,
una Diosa del amor,
y una harpía que come solo una vez.
Como serpiente te retiene fuerte
en sus brazos,
y con sus ojos paralizado te deja,
cuando en la calle apasionado la encuentras,
pero ella te mira
como si nada hubiese pasado.
Mariano Lanza
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