viernes, 19 de septiembre de 2008

EScalofríos

El escalofrío pasa por toda la piel
como pequeñas puñaladas
suabes y cosquillosas
que nos dan una emoción partiicular,
cada puñalada y cada escalofrío
se siente diferente.

Tenemos escalofríos
de miedo,
nos cubre un negro manto
frío y libiano.
Es un escalofrío que nos paraliza,
nos deja inmobiles, y sucumbimos
ante la inocsente mueca del abandono
si ese manto oscuro no sabemos quemar.

Hay escalofríos de amor,
que se cumplen con ese beso limpio
que intercambia lunas dulces,
jugosas y sabrosas,
que nos enseñana a romper con las cohibiciones
y tomados de la mano,
flaquean el frío,
lo matan de soledad
y el amante se sobra
y los ojos imaginan
pequeños proyectos de amor profundo
que ni sabe si se cumpliran.

Pero hay esos escalofríos,
los de palabras y actos,
esos si que erizan la piel,
nos transmiten escalofríos de miedo,
y nos eriza con el amor,
nos brinda los mejores sueños, las mayores esperanzas,
nos hace derramar lágrimas repletas de explosiones
listas para rompero con cuanta montaña se atraviese
en medio de una ruta incierta, y de constante prueba,
estos escalofríos muestran en cada pinchaso
un reflejo de un hombre, un reflejo de una actitud,
un reflejo de bondad.

Son escalofríos, son emociones,
son resfriados, son olas,
son amante, son la parca,
son el sueño, son la idea,
son muertes, son asesinatos,
son partos, son bebé,
son espejos, son ejemplos,
son vida, pero por sobre todo,
son nuestras.

Mariano Lanza

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