martes, 9 de diciembre de 2008

Las gaviotas están cantando

Es decir,
no existe mejor salvación
que la tarde en el faro.
El agua de a poco
va llegando al rostro
dejandolo puro
lleno de viento,
se ve a las parejas,
los barcos
y el sol pasar.
En el largo y corto trecho
la vida pasa a un costado
se despeja con las nubes
como la mente,
uno no necesita nada
más que el tranquilo sonido
de un lugar de paz
donde el escalofrío
recorre cada pedazito
de nuestra piel y del corazón.
Ya crecí aquí,
no voy a dar mucha explicación,
he trepado al sol
saltando por varias estrellas,
te he olvidado
en el agua,
en el extremo más profundo
del muelle,
a punto de tirarme al santo mar
que vuela hasta mi cara
y la vuelve salvación.
Es esa parte del muelle, del faro,
del mar, del libro y la pluma que me acompaña,
del sol poniente y las nubes,
de la pareja que se mira sonriente,
del pescador y su bote,
de mi y mi pensamiento,
de la tranquilidad y la luz,
de la pureza y los ojos cerrados,
del canto y la esperanza,
de su olvido y pasión.
Que facil olvidar
si al muelle vamos,
acompañame que recién
las gaviotas están cantando.

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