viernes, 19 de diciembre de 2008

Llegando de día

Es lo que tiene la maduraga
se cierran las percianas
y la noche caduca,
el sol se vuelve una tortura
el cuarto un lugar claro
y la cama una siesta cruda.
Fui dejando mis disfrazes
colgados en las puertas,
en las calles y en la barra de algun bar,
vuelvo destapado
también un poco conflictuado
porque el pensar
me vuelve a presentar
un ave encantada
un hombre de sueño azul,
y si me niego a sentirlo
yo no se de que forma
poder dormir tranquilo.
Disculpenme por mi indiscreción
es que a veces
es más fuerte que yo,
no quiero confundirte
pero mis caricias siempre atienden,
dedos impascientes
una boca sonriente
y en el fondo, un poco de rubor,
espero despertarme,
mañana u hoy será otro día
y a la noche veré.

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