jueves, 11 de diciembre de 2008

Sobremesa

Siempre aguardando
se despierta la emoción
de quedarte
con la última palabra,
no es un grito ni un silencio
es la voz que causa conmoción.
Rompen los ojos de ardor
si el tiempo coquetea con ideas,
el sol anochece sin razón
y la pelea todavía queda.
Nada te prueva la verdad
ni la voluntad divina
ni algún loco libro,
con el ímpetu de actuar
y la pacsiencia
de camino recorrido,
se muestra uno como señor
sus ideas no se pierden en la nada,
antagonísmo en la sobremesa
y el respeto en las palabras
comprometidas a la suerte revirada,
con la utopía y la fuerza de la vida,
el orgullo por delante y por detrás
mi ideología no puede ser vencida,
en la ruta mis errores encontrar,
llueven argumentos desde el cielo.
No es necesario un lugar
mi palabra siempre esta pendiente,
un congreso, el óminbus,
el estar,
en la noche
de algún debatido viernes.

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