lunes, 15 de diciembre de 2008

Oda a los guías

Desde el rincón de la historia,
el hombre procura tener un guía
tan real, tan glorioso
que traiga la esperanza al día,
que baje desde el cielo
o que salga de la tierra,
de un lejano lugar
o quizás, hasta de otro planeta.

Llamenle caudillo,
llamenle mesías,
llamenle comandante,
llamenle nuestro guía.

Esperan que de un grito
haga desaparecer la tristeza,
esperan que las lágrimas
sean solo por la belleza,
que su palabra sea sagrada
y la tierra bañada de su aliento,
que quede su ejemplo marcado
y no se lo lleve el viento.

Llamenle caudillo,
llamenle mesías,
llamenle comandante,
llamenle nuestro guía.

Yo no se si es un ser supremo,
no se si es verdad que no tiene entierro,
quizás no borre la tristeza de un grito
ni su estampa quede en un suspiro eterno,
todos los días puede que no sean primavera
y la lluvia no sea agua bendita,
quizás la vida con él no sea siempre fiesta
y no esté llena de oro la marmita.

Llamenle caudillo,
llamenle mesías,
llamenle comandante,
llamenle nuestro guía.

Todos necesitamos un guía
para poder soñar quizás,
para no tirar todo al fuego
y ver que la vida vale más,
puede ser un unicornio,
un hombre alado,
un Dios o quizás
quien nació a nuestro lado,
pero siempre lo tenemos
para crecer y ser quizás un día
quien alguien
pueda necesitar de guía.

Llamenle caudillo,
llamenle mesías,
llamenle comandante,
llamenle nuestro guía.

No hay comentarios: