Sos tan impredecible,
cuando te tomo del tobillo
te escapas,
te azomas
como amante deceada,
y sin mucho revuelo
escapas lenta y suavemente,
inalcanzablemente,
sos casi tan proivida,
que me haces amarte
de atrevida nomás que sos,
y perdón si te juzgo
pero que hermoso sería
tenerte en mis brazos
y más aún,
retenerte.
¿Pero quien fue
quien te haya inventado?
gloria de glorias,
pedacito humano,
mi cielo entero,
mi mujer hecha de trigo
con labios tan deseados,
con vos no hay alba ni ocasos,
no hay lunas o flores,
porque de tus brazos
se tiñen todos los colores
dulces del triunfo y la vida,
y me baño en tús petalos
llenitos de vid
y tus dulces poemas
más que de amor,
porque no hay placer mayor
que el llegar a ti,
mi dulce, inalcanzable,
siempre.
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