Repasando la historia
de mi calle,
me acuerdo de la pelota
los niños y el agua,
las señoras mayores
llamadas viejas
y la imaginación
tan arraigada
al pelo,
a correr se ha dicho
si la pelota
en aguna ventana golpea.
Eramos dos, quizás veinte,
después de la escuela
la tarde esperaba
sonriente,
los niños de la vida
de casas tan diferentes
se juntaban
y mostraban sus dientes
si la escondida
por allí aparece,
hasta la noche
de luna cansada
la cena servida
y cada uno vuelve a su casa.
Del muro tan amado
su fiesta aguarda
para ser copado,
se discute un poco
sobre el partido de la tarde,
se deja de lado
y algo se inventa,
para hacer eterna
la niñez
y no perder la sorpresa
de encontrarla
en la puerta cada día,
cada tarde, cada noche,
saliendo con las mismas
ganas de siempre
sin olvidar nunca
que la pelota es de todos
y que somos felizes
con esta vida.
La cuadra de a poco
se fue desvaneciendo,
nos fuimos haciendo grandes
y otros se fueron yendo
aunque pretendimos
dejar nuestro legado
no habran niños
mas felizes
que los de la vieja tarde
de la calle Bilbao.
A mis amigos de siempre del barrio
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2 comentarios:
Me encantó tu poema :), sin duda que todo eso es parte de la niñez, y mucho mas aún. Yo soy niña, pero tambien jugué al futbol con varones, se de lo que hablás. :)
nunca tuve amigos del barrio, no se si por el barrio en el qe vivo o por mi antisociabilidad, jajaj
pero igual, a la tarde siempre me espero sonriente la niñez, una de la qe pude disfrutar, reir y cantar como no todos pueden. y yo se a qien agradecerle eso. me encanto =)
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